El concepto de estrés laboral se define como "la
respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que
intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas". El estrés laboral aparece cuando se presenta
un desajuste entre la persona, el puesto de trabajo y la propia organización.
En toda situación de estrés, existen una serie de
características comunes:
a.- Se genera
un cambio o una situación nueva.
b.- Suele haber falta de información.
c.- Incertidumbre.
No se puede predecir lo que va a ocurrir.
d.- Ambigüedad:
cuanto más ambigüa sea la situación, mayor poder estresante generará.
e.- La inminencia
del cambio puede generar todavía más estrés.
f.- En general, se tienen habilidades para manejar las nuevas situaciones.
g.- Se producen
alteraciones de las condiciones biológicas del organismo que nos obligan
a trabajar más intensamente para volver al estado de equilibrio.
h.- Duración
de la situación de estrés. Cuanto más tiempo dure una situación nueva,
mayor es el desgaste del organismo.
Se describen tres fases sucesivas de adaptación del
organismo:
1.- Fase de reacción de
alarma: Ante un
estímulo estresante, el organismo reacciona automáticamente preparándose para
la respuesta, para la acción, tanto para luchar como para escapar del estímulo
estresante. Se genera una activación del sistema nervioso con las típicas
manifestaciones de sequedad de boca, sudoración, tensión
muscular, o taquicardia.
2.- Fase de resistencia: Aparece cuando el organismo no
tiene tiempo de recuperarse y continúa reaccionando para hacer frente a la
situación.
3.- Fase de agotamiento: Como la energía de adaptación es
limitada, si el estrés continúa o adquiere más intensidad pueden llegar a
superarse las capacidades de resistencia, y el organismo entra en una fase de
agotamiento, con aparición de alteraciones psicosomáticas.
En cuanto a los agentes estresores en el
ámbito laboral se pueden clasificar en:
1.- Estresores del ambiente
físico:
- La
iluminación. No es lo mismo trabajar en turno nocturno que en el diurno.
- El ruido.
Trabajar con alarmas continuamente, puede afectar no sólo al oído, sino al
desempeño del trabajo: satisfacción, productividad, etc .
- Ambientes contaminados. La percepción de los riesgos, puede
producir mayor ansiedad en el profesional, repercutiendo en el rendimiento y en
el bienestar psicológico.
- La temperatura. A veces trabajar en un ambiente
caluroso genera un tremendo disconfort.
- Peso. Los profesionales que han de
trabajar en quirófano muchas horas con delantales o guantes protectores de
plomo pueden estar sometidos a cargar con un peso importante. El cansancio
puede duplicarse.
2.- Estresores de la tarea. La generación de estrés varía de
unas personas a otras, ya que las características de cada tarea y de lo que
genera en los profesionales va en función de lo que gusta o no hacer. Cuando la
tarea se adecúa a las expectativas y a la capacidad del profesional, contribuye
al bienestar psicológico y supone una importante motivación. Entre estos
estresores se encuentran:
- La carga mental de
trabajo. Es el grado
de movilización de energía y capacidad mental que el profesional pone en juego
para desempeñar la tarea.
- El control sobre la tarea. Ocurre cuando no se controla la
tarea, es decir, cuando las actividades a realizar no se adecuan a nuestros
conocimientos.
3.- Estresores de la
organización: Conflicto y ambigüedad del Rol, ocurre
cuando hay diferencias entre lo que espera el profesional y la realidad de lo
que le exige la organización; la
jornada de trabajo excesiva produce desgaste físico y mental e impide al
profesional hacer frente a las situaciones estresantes, las relaciones interpersonales pueden llegar a
convertirse en una fuente de estrés, trabajadores que hacen la vida imposible
a todos sus compañeros; promoción y
desarrollo profesional, en caso de que las aspiraciones profesionales no
se corresponden con la realidad por falta de valoración de méritos.
El estrés laboral produce una serie de consecuencias y
efectos negativos:
1.- A nivel del sistema de
respuesta fisiológica:
Taquicardia, aumento de la tensión arterial, sudoración, alteraciones del ritmo
respiratorio, aumento de la tensión muscular, sensación de nudo en la garganta, etc.
2.- A nivel del sistema
cognitivo: sensación
de preocupación, indecisión, bajo nivel de concentración, desorientación, mal
humor, hipersensibilidad a la crítica, sentimientos de falta de control, etc.
3.- A nivel del sistema
motor: hablar
rápido, temblores, tartamudeo, voz entrecortada, imprecisión, explosiones
emocionales, consumo de drogas legales como tabaco y alcohol, exceso de
apetito, falta de apetito, conductas impulsivas, risas nerviosas, bostezos,
etc.
El estrés también genera una serie de trastornos asociados, que aunque no
sean causas desencadenantes a veces se constituye en factor colaborador:
Trastornos respiratorios: Asma, hiperventilación, taquipnea,
etc.
Trastornos cardiovasculares: Enfermedad coronaria, hipertensión
arterial, alteraciones del ritmo cardiaco, etc.
Trastornos inmunológicos: Desarrollo de enfermedades
infecciosas.
Trastornos endocrinos: Hipertiroidismo, hipotiroidismo,
síndrome de Cushing, etc.
Trastornos dermatológicos: Prurito, sudoración excesiva,
dermatitis atípica, caída del cabello, urticaria crónica, rubor facial, etc.
Diabetes: Suele agravar la enfermedad.
Dolores crónicos y cefaleas
continuas.
Trastornos sexuales: Impotencia, eyaculación precoz,
vaginismo, alteraciones de la líbido, etc.
Trastornos psicopatológicos: Ansiedad, miedos, fobias,
depresión, conductas adictivas, insomnio, alteraciones alimentarias, trastornos
de la personalidad, etc.
Los programas de prevención y control del estrés
laboral deben partir de una evaluación multidimensional del proceso de estrés,
es decir, de aquellos factores personales, interpersonales y organizacionales
que intervienen en la generación del estrés en el trabajo. Puede deducirse, por
tanto, que el estrés no puede ser analizado de forma aislada.
El estudio del
estrés en el trabajo va a requerir el conocimiento de elementos esenciales
tales como:
- Estresores: condiciones físicas y psicosociales
del trabajo.
- Percepción del estrés: evaluación cognitiva del individuo
en su apreciación de las demandas ambientales y los recursos de los que
dispone.
- Variables moderadoras: características personales e
interpersonales que pueden determinar la vulnerabilidad al estrés tales como:
patrón de conducta, autoeficacia, locus de control, estrategias de
afrontamiento, apoyo social.
- Respuestas al estrés: fisiológicas, comportamentales,
cognitivas.
- Consecuencias sobre la salud, las relaciones
interpersonales en el trabajo, la satisfacción laboral, rendimiento en el
trabajo, etc.
En definitiva, para evaluar el estrés laboral es
necesario utilizar diferentes instrumentos que se refieran a aspectos
relacionados tanto con la situación laboral como con el individuo. Así, los
instrumentos de evaluación que resultan más útiles son:
- Listas de control para determinar los diferentes
ámbitos de una organización relacionados con el contenido del trabajo y las
relaciones sociales que pueden ocasionar estrés en los profesionales
sanitarios.
- Cuestionarlos, escalas e
inventarlos que
permiten obtener información sobre la forma en que son percibidos los
estresores, así como las características personales y estrategias de
afrontamiento ante un evento estresante.
- Indicadores bioquímicos y
electrofisiológicos para la
medición de las respuestas fisiológicas.
- Cuestionarlos sobre problemas de salud que pueden
ser ocasionados por el estrés.
- Sistemas de registro
administrativo para
evaluar, por ejemplo, el absentismo y la incapacidad laboral.
Las técnicas más habituales de afrontamiento y
superación del estrés son las siguientes:
- Técnicas respiratorias: Muy útiles en los procesos de
ansiedad, hostilidad, resentimiento, tensión muscular, fatiga y cansancio
crónico.
- Técnicas de
relajación progresiva: Son útiles en la ansiedad, depresión, impotencia,
baja autoestima, fobias, miedos, tensión muscular, hipertensión, cefaleas,
alteraciones digestivas, insomnio, tics, temblores, etc.
- Técnicas de autohipnosis: Altamente eficaces en cefaleas,
dolores de cuello y espalda, alteraciones digestivas como el colon irritable,
fatiga, cansancio crónico, insomnio, trastornos del sueño.
- Técnicas de entrenamiento
autógeno: útiles en
tensión muscular, hipertensión, alteraciones digestivas, fatiga, cansancio
crónico, insomnio y otras alteraciones del sueño.
- Técnicas de detención del
pensamiento: útiles en
ansiedad ante situaciones concretas, fobias, miedos, obsesiones, pensamientos
indeseados.
- Técnica del rechazo de
ideas absurdas: Se utiliza
en procesos ansiosos generalizados, depresión, desesperanza, impotencia, baja
autoestima, hostilidad, mal humor, irritabilidad, resentimiento, etc.
- Técnicas de afrontamiento
de problemas: Utilizadas
en fobias y miedos y en ansiedad ante situaciones determinadas.
- Técnica de afrontamiento
asertivo: Técnicas
utilizadas en obsesiones, pensamientos indeseados, en problemas de comunicación
y ansiedad ante situaciones personales.
- Técnicas de
biorretroalimentación: Efectivas
en procesos ansiosos generalizados, tensión muscular, hipertensión, cefaleas,
dolores de cuello y espalda, espasmos musculares, tics, temblores, etc.
Para prevenir el estrés lo mejor es una dieta sana, dormir,
ejercicio, diferenciar el ámbito laboral y el familiar, no llevarse trabajo o
preocupaciones a casa y viceversa, organizar racionalmente el trabajo, afrontar
los problemas inmediatamente, mejorar autoestima y comunicación.